Esto es lo primero que soléis preguntarme cuando hablamos por primera vez.
Te contesto; la clave de la respuesta no es tanto el asunto como el planteamiento del mismo…. Te acabas de quedar de piedra ¿verdad?…
Creo que ahora te debo una explicación…
La naturaleza de las inquietudes que os traen a sentaros delante de mí son muy diversas y suelen presentarse en forma de “metas” que queréis conseguir, tales como adelgazar, empezar a hacer ejercicio de forma regular, llevaros mejor con vuestros compañeros de trabajo, mejorar las relaciones familiares y de pareja, gestionar las emociones, cambiar de trabajo, cambiar de residencia,…
Todos estos ejemplos, más muchos otros en los que ahora mismo estáis pensando , se pueden trabajar en los procesos de coaching. La clave está en cómo se plantean.
¿Cómo montamos el objetivo?
En coaching decimos que para que un objetivo se puede trabajar con garantías de éxito se debe “smartizar”. No voy a entrar en detalle de lo que esto significa en este post, pero sí voy a daros algunas de las pautas que debéis intentar seguir para que vuestros objetivos se hagan alcanzables.
En primer lugar os diré que deben ser lo más específicos y concretos posibles. En ocasiones esto cuesta mucho trabajo porque muchas veces nos movemos (yo me incluyo) en el terreno de las ideas, y tenemos percepciones abstractas de lo que queremos pero cuesta aterrizarlas. Cosas como “quiero mejorar en esto y aquello”, “quiero tener éxito”…, son cosas que en principio nos proporciona buenas sensaciones pero que debemos especificar más para saber exactamente en qué queremos poner el foco. ¿Qué es exactamente mejorar?, ¿y tener éxito?…
Algo que nos ayudará a aterrizarlo, es saber determinar cómo sabremos que lo estamos alcanzando. Necesitamos crear una unidad de medida de logro. ¿Cómo sabrás que has mejorado? , ¿cómo determinarás que has tenido éxito?. No vale decir, “Simplemente lo sabré”. Es conveniente determinar antes de empezar esos indicadores de medición de logro.
Si estás hablando de perder peso, la unidad de medida es los kilos que estás perdiendo (fácil de medir).
Pero hablemos de “tener éxito”. Imagina que eres actor y te marcas como objetivo tener éxito. El tema se vuelve más complejo, ¿cierto?. ¿Cómo mides el éxito?; ¿Los premios que consigues?, ¿el número de proyectos en los que estás?, ¿el dinero que ganas?, ¿el número de seguidores en Instagram que tienes? Aquí la clave es que determinéis cuál o cuáles son vuestros indicadores de éxito, y deben ser los vuestros propios, aunque parezcan universales.
Otro aspecto que tenéis que tener en cuenta es el nivel de compromiso que tengáis con el objetivo y lo que os motive. Supongamos que estáis pensando en planificar el mudaros desde Madrid a una casa en la montaña pero no os gusta el campo…, o que te quieres cambiar de trabajo para hacer lo mismo en otro sitio cuando lo que te pasa es que te has cansado de tu profesión actual… es muy importante que os detengáis a analizar esto con cuidado ya que aunque en principio parece obvio, la consecuencia de no hacerlo puede convertirse en fuente de frustración.
Tu objetivo debe ser realista y depender principalmente de ti mismo. Aquí es importante no confundir realismo con falta de ambición. Os pongo un ejemplo. No parece muy realista que quiera irme a vivir a la República Checa e integrarme con la población local si no hablo una palabra de checo. Tampoco parece realista que pretenda hablarlo en dos meses. ¿El objetivo aquí es es ambicioso?,… sí. ¿Es realista?, …no. Si en cambio me marco un año como horizonte temporal, ¿el objetivo sigue siendo ambicioso?…, sí. ¿Y realista?… lo es más aunque dependerá de mis habilidades particulares.
Pongamos ahora que estamos pensando mudarnos mi pareja y yo a Praga a vivir, y mi objetivo es que ambos nos integremos con la población local. ¿Depende de mí que en un año lo logremos?. La respuesta es que no. Depende de mí lo que yo pueda estudiar y aprender. Pero la parte de mi pareja no la puedo hacer yo también.
Es fundamental que determinéis el tiempo en que pretendéis lograrlo, y deberá ser un plazo realista. Si no lo hacéis corréis el riesgo de perderos en el camino, bien porque os aburráis si el conseguirlo se vuelva eterno, bien porque si el plazo no es realista os frustréis cuando no cumplís con el mismo.
También es bueno que consideréis cómo el objetivo afectará a vuestro entorno. Volviendo al ejemplo de mudarte a Praga. Si tienes familia y pretendes mudarte con ella tendrás que valorar cómo afectará dicho traslado a tu entorno familiar.
Por último no es conveniente que defináis el objetivo en base a un problema que queráis solucionar, ni que lo hagáis en negativo. Es bastante más efectivo centrarse en aquello que queréis conseguir y en lo bueno que la situación nueva os va a proporcionar. Como ejemplo; “Quiero dejar de fumar”. Esto es un objetivo compartido por muchos de vosotros. Definido de esta manera se pone el acento en lo que quiero dejar de hacer y que percibo como negativo, y lo que tienes en mente es las consecuencias negativas que quieres dejar de sufrir. Si a la hora de enfocarnos en él nos enfocamos en lo bueno que queremos obtener con la nueva situación, por ejemplo, “tener mayor bienestar y mejor salud”, trabajar en esta dirección multiplica las posibilidades de éxito porque resulta que dejar de fumar se convierte en una de las acciones que realizamos encaminadas a conseguir un objetivo más ambicioso que el primero y que nos conecta con una visión mucho más poderosa que la inicial. Definid el objetivo en positivo y focalizado en lo bueno que la situación nueva os va a aportar.
Os invito a que reflexionéis sobre vuestros objetivos en el presente y os preguntéis si cumplen estos criterios. Si la respuesta es negativa, os reto a que intentéis buscar una solución de ajuste con cada uno de estos aspectos y veáis si así podéis dar una respuesta para cada uno de ellos.
Volver a mirar a vuestros objetivos ahora, ¿ha cambiado algo?.