Consecuencias de no decir “No” cuando es lo que se quiere o necesita decir.

Sigo compartiendo con vosotros lo que Cristina Miaja y Mayte G.Checa escriben al respecto.

A nivel individual,  “decir  sí”  cuando  en  nuestro  fuero  interno  queremos  “decir  no”, puede  acarrearnos disfunciones y  otras consecuencias personales  y  profesionales. En  primer lugar nuestra  autonomía  y legitimidad se  ve  amenazada. Nos podemos  estar  traicionando  y  quizás  no estamos  siendo  sinceros  con  nosotros mismos,  ni  nos  estamos  respetando.  

  “Decir  sí”  cuando queremos  “decir  no”,  es  un acto mediante el  cual  no estamos escuchando lo  que  necesitamos  y  podemos estar  atentando  a  nuestra  propia  dignidad como personas.  

Poner  ciertos   límites es  un acto  de  autenticidad  y  nos  hace  ponernos  en valor  en una  relación,  sentimos respeto por  nosotros  mismos  y así  lo  expresamos  ante  los  demás,  sintiéndonos con  el  derecho  de “decir  no”. 

Otra  consecuencia  es  la gestión  del  tiempo.  Si  decimos  que  sí  a  todo,  a  todas  las personas,  en  todas  las  ocasiones  y estamos  siempre  disponibles,  es  muy posible que  no  hagamos  un buen  uso  de  nuestro  tiempo.  Además  de  caer  en  la  trampa  de creer  que  podemos  llegar  a  todo,  generando a  veces  incumplimientos  de promesas  y afectando a  nuestra  imagen  pública,  como  una  persona  que  se compromete  a  todo pero  que luego  no lo  cumple. 

Esta  consecuencia  puede  ser muy  grave,  llegando  incluso  a  hacer  que  se  resienta  la  confianza  que  los demás han  depositado  en  nosotros. 

Como  vemos,  decir  sí  a  todo se  puede  también  volver  en  nuestra  contra, comprometiendo  nuestra  dignidad  y  credibilidad.  Esta  declaración  define  el respeto  que  nos  tenemos  a  nosotros  mismos  y nos  da  libertad.  La  declaración  del “no”  es  el  derecho  a  no  aceptar  las  cosas  que  no  nos  gustan  o  que  no  queremos hacer.   Tiene  que  ver  con  la  sinceridad  con  uno  mismo.   

A nivel grupal también pasa y tiene consecuencias. Hemos visto  que  las personas tenemos dificultades  para  “decir  no”. De la  misma forma,  esto  les sucede  a los equipos y a  las empresas.  En  ciertas empresas existen  creencias del tipo “en  esta  empresa  no  puedes  decir  a  tu  jefe  que  no”,  “un  cliente no puede recibir  un  no  por  respuesta”.  

Al  igual  que  sucede  con  las  personas,  las consecuencias  pueden  ser  destructivas,  ya  que  una  empresa  que no sabe  decir que  no  a  sus clientes,  puede  incumplir  sus compromisos y  afectar  directamente  a la  confianza, con  la  consecuente  pérdida  de  clientes. 

Un  empleado  que  no  sepa decir  “no”  a  su  jefe,  posiblemente  no  hará  una  buena  gestión del  tiempo,  incumpla sus promesas y  no  acabe  a  tiempo  sus tareas.

En el siguiente post os daré las soluciones que Cristina y Maite plantean para poder decir “No” cuando es lo que se quiere decir.

FUENTE; M. G.  Checa,  C.  Miaja  y  Centro  Excelencia  CORAOPS,  Artículos  distinciones.

IMAGEN; Hailey Kean

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