Hoy voy a hablaros de estos dos términos que parecen lo mismo y que sin embargo son muy distintos y dependiendo en cuál nos situamos condicionan que veamos nuestra vida como una carrera de obstáculos que hay que ganar, o cómo una travesía abierta al disfrute y al desarrollo personal.
La exigencia nos exige un resultado, mientras la excelencia nos invita a disfrutar. ¿Cuál de estos dos planteamientos con lo que he dicho hasta ahora os resulta más estimulante si no os diera ninguna dato más? Yo personalmente me quedaría con el segundo, ¿vosotros?.
A continuación voy a compartir varios fragmentos de un artículo en el que hablan sobre todo esto mis colegas Cristina Miaja y Maite G. Checa.
“La excelencia no es producto de las circunstancias. La excelencia es una elección consciente ( Jim Collins)
Exigencia: Obligación de hacer las cosas de la mejor manera.
Excelencia: Actitud e interés por hacer las cosas del mejor modo que una persona pueda.
Desde niños se nos inculca la importancia de esforzarnos para dar lo mejor de nosotros mismos, para ser los mejores, para superarnos en los estudios y en el trabajo. Con frecuencia encontramos personas que asumen este tipo de creencias con gran convicción y que se exigen enormemente a sí mismos. Esta exigencia se orienta sobre todo a obtener resultados para cumplir con el “mandato” infantil y complacer a otras personas (un padre, un maestro, un jefe…), olvidando muchas veces su propia necesidad, lo que es importante o deseable. En este proceso de complacer y de cumplir con mandatos que vienen del exterior se encuentra mucha insatisfacción, porque la exigencia nunca se sacia, los logros nunca son suficientemente buenos, las cosas siempre pueden hacerse mejor… Desde este enfoque, son habituales los pensamientos enfocados a mirar lo que falta o lo que no se pudo completar y también las descalificaciones porque el esfuerzo no fue suficiente. Las personas enfocadas en la exigencia tienen más dificultades para separar “lo que soy” de “lo que hago”, así es que, cuando las cosas salen mal, lo viven como un gran fracaso, cuando los demás hacen una crítica, lo viven como una crítica personal y sienten amenazada su propia integridad o su profesionalidad. Las personas que se relacionan con la exigencia pueden tener más dificultades para aceptar otros puntos de vista y admitir críticas o sugerencias.
La excelencia, sin embargo, no mira tanto el hacer y los resultados, como el ser y el compromiso con los objetivos, con aquello que es prioritario para uno mismo. La excelencia se centra en el proceso, en el camino, en el objetivo, más que en el resultado. En el camino hacia el objetivo existe el aprendizaje, la creatividad, la potenciación de mis habilidades, disfrute, celebración… Si algo sale mal, no soy yo, es una parte de mi hacer que se puede mejorar. Las personas que se relacionan desde la excelencia viven el error como una oportunidad de aprendizaje, no como un fracaso. Se sienten más abiertas a buscar alternativas, aceptan otros puntos de vista, admiten las críticas y las sugerencias, porque no se sienten amenazadas como personas y cualquier aportación puede significar una oportunidad para seguir aprendiendo y avanzar hacia el objetivo. La excelencia nos permite conectar con aquello que queremos realmente, lo que nos gusta y nos hace trascender. Por este motivo decimos que, desde la excelencia, la posibilidad de lograr tu objetivo y conseguir resultados aumenta considerablemente.
EXIGENCIA
Busca complacer a otros. Busca «más» resultados. Busca cuidar la imagen personal. Lo importante es el resultado. “Nunca es suficiente, esfuérzate más”. Genera insatisfacción, frustración. No puede celebrar lo que logra.
EXCELENCIA
Busca cumplir mi verdadero propósito.. Busca compromiso. Busca cuidar la autenticidad.. Lo que importa es el camino hacia el objetivo “Cada paso es un nuevo aprendizaje”.Genera aprendizaje. Puede celebrar y disfruta el camino.
Dependiendo de la persona y la situación, se puede llegar a diferentes grados de desempeño, sin embargo, si las personas han demostrado la actitud y el interés por hacerlo de la mejor manera posible y se relacionan desde el “hacer todo lo que está en su mano” y desde sus posibilidades, estarán relacionándose desde la excelencia.”
Fuente; M. G. Checa, C. Miaja y Centro Excelencia CORAOPS, Artículos distinciones. ZenWorking, “Las distinciones lingüísticas y su aplicación al coaching”. URL: http://zenworking.radio3w.com/las-distinciones-linguisticas-y-suaplicacion-al-coaching/ . R. Echeverría, “Ontología del lenguaje”. S. Guarnieri y M. Ortiz de Zárate, “No es lo mismo”. L. Wolk, “El arte de soplar las brasas”. F. Kofman, “ Metamanagement.” N. Leby, “La sabiduría de las emociones”. Dr. M. Ruiz, “Los cuatro acuerdos”.
Imagen de Mika Matin.