Muchos estamos viviendo una situación extraordinaria en la que el confinamiento y las restricciones en las relaciones personales y en cómo estamos percibiendo la realidad que nos rodea están condicionando nuestras emociones y los estados emocionales que nos acompañan.
Quiero rescatar para vosotros el esquema del que un día os hablé en el que se ve cómo podemos incidir en los estados emocionales a través de nuestros juicios y creencias, y en definitiva, a través de lo que nos decimos.
EMOCIÓN + JUICIOS Y CREENCIAS = ESTADO EMOCIONAL
Es muy fácil que en el entorno en el que estamos envueltos nos encontremos tristes, ansiosos, irritables, negativos, asustados, sobrepasados por la incertidumbre, enfadados, agotados por no dormir bien… Todo lo vemos negro o gris, pero es que las noticias que nos llegan de fuera no son nada prometedoras. Es entonces cuando los pensamientos que nos vienen a la cabeza replican y aumentan la intensidad de los mensajes que estamos recibiendo, que acompañados de las emociones negativas que nos generan hacen que se instalen en nuestro estado de ánimos.
En todo esto de lo que os hablo las distorsiones cognitivas tienen mucho que decir. ¿Qué son las distorsiones cognitivas?. Son esquemas erróneos de pensamiento que utilizamos al interpretar hechos y la realidad misma. Esto generará pensamientos irracionales que genera sentimientos negativos como depresión, ansiedad,… ¿queréis algún ejemplo?
El presidente del gobierno informa que prolonga el estado de emergencia hasta el día 9 de mayo, y que a partir de entonces se producirá un desescalado paulatino de las medidas de confinamiento y de restricción de la movilidad, y que durante un periodo de tiempo prevalecerán medidas de distanciamiento social, que serán la nueva normalidad hasta que se dé con un tratamiento para el virus, o se encuentre una vacuna.
Tras escuchar esto yo me digo que “ ya nunca voy a poder salir de casa con normalidad, que ya nunca volverá a ser nada igual”. Esto que acabo de hacer es una distorsión cognitivas, la “Visión catastrófica”, y su consecuencia es sumirnos en un estado de ansiedad y resignación. ¿En qué consiste?. Consiste en tras habernos quedado con un hecho negativo de la realidad y convertirlo en el todo, hemos decidiendo que sólo lo peor de cada situación puede darse. Hemos recibido una información que nos genera disgusto, y hemos decidido (inconscientemente) que este hecho que es particular se va a prolongar indefinidamente y que sus consecuencias negativas, “las cosas nunca serán como eran antes”, se van a prolongar también indefinidamente en el tiempo. Es una percepción distorsionada porque la realidad es que aunque la incertidumbre es muy grande, las posibilidades positivas también están encima de la mesa, y no hay datos objetivos que las refuten. Las cosas al principio muy probablemente no serán como antes, pero por otro lado nos están diciendo que la vacuna más tarde o más temprano llegará, la inmunidad ante el virus probablemente también, y el tratamiento estará probablemente incluso antes que la vacuna. Esta información acota el escenario de excepcionalidad a un periodo que va desde los seis meses a un año, en el que las condiciones se irán relajando paulatinamente, con avances y retrocesos en las mismas… Nosotros sin embargo hemos decidido quedarnos en la parte negativa de la situación, la restricción temporal, y hemos decidido que será eterna, no dando crédito a la información positiva que habla de su temporalidad.
Durante los siguientes post vamos a recorrer las distorsiones cognitivas que estamos sufriendo y cómo podemos enfrentarnos a ellas para poder superarlas cuando nos ataquen, y poder así gestionar mejor nuestros estados emocionales que estamos padeciendo en estas circunstancias.