La inferencia arbitraria es una distorsión que consistente en llegar a una conclusión impulsiva y rápida, basándonos en información incompleta y errónea.
Se atribuyen conductas o pensamientos a otras personas cuando en realidad no hay evidencias reales y quizás éstas sólo estén en nuestra imaginación.
Un ejemplo; habéis intentado hablar varias veces con vuestro representante sin que os haya devuelto la llamada. Cuando lo conseguís, éste os dice que de momento no tiene nada para vosotros. Entonces llegáis a la conclusión de que “está pasando de vosotros”.
De esta inferencia pueden derivarse dos más.
La primera sería “La lectura de pensamiento”; tu representa se ha mostrado esquivo contigo y te ha despachado rápidamente, porque piensa que eres un pesado y ya no te quiere representar.
Además y ahora se produce la segunda, nunca más va a mandarte a ningún casting porque piensa que no tienes futuro y nunca más nadie va a querer trabajar contigo. A esta se le llama “Error del adivino”.
El estado que te producirá todo esto es de angustia y ansiedad por la situación, y de enfado en el mejor de los casos hacia tu repre.
Aunque todo lo anterior podría ser cierto, tampoco lo es menos, sobre todo sin tener más información, que podríais estar completamente equivocados.
Es factible que vuestro representante no haya podido contestaros las primeras veces porque le hayan pasado mil cosas, tanto problemas personales, como profesionales tales como reuniones, firmas, … y te puede haber atendido rápido precisamente porque en ese momento específico no tiene nada para ti y podría tener alguien esperando en la puerta, por ejemplo…
Entonces tú puedes decirme; “¿Y por qué no me lo ha contado?”… Bueno, yo te pregunto, ¿es que está obligado a contártelo todo?.
Fotografía de Sídney Sims @fairytailphotography