Las personas normalmente consideran que para sacar lo mejor de sí mismas en la mayoría de las situaciones tienen que posicionarse en la “Exigencia”, para consign mismos y para con los demás. Utilizando una metáfora que le oí utilizar a mi profesora Olga Cañizares, aquí estaríamos usando las “gafas de la exigencia”.
Como ya os comentaba en mi post anterior puede provocar que todo lo que nos propongamos desde esta percepción se convierta en una carrera de fondos en la que nada es suficiente, y en la que sólo seamos capaces de fijarnos en lo que nos falta, en lo que no hemos hecho bien y nos veamos incapaces de celebrar ningún logro por considerar que es “ lo que tenemos que hacer”. Se dice que quien ocupa este posicionamiento se enfoca únicamente en obtener un resultado.
Esta forma de estar y de entender la vida la terminamos extrapolando al resto de nuestra vida y al final condiciona la forma en la que nos percibimos, la forma en la que vivimos y en la que percibimos y nos relacionamos con los demás.
Los juicios y creencias asociados a la “Exigencia” más comunes son: “Si no lo consigo, seré un fracasado”. “Yo soy muy exigente conmigo mismo y con los demás…» “ Siempre te puedes esforzar más”. “Nunca me siento satisfecho con los resultados”. “ Tiene que salir bien, no me puedo permitir tener un error”.
¿Te resuenan?
Si la respuesta ha sido afirmativa, trata de hacer un ejercicio de imaginación y sorpréndete a ti mismo intentando cambiar tu punto de vista. Te propongo las siguientes líneas de pensamiento a ver si puedes sustituir a los anteriores: “Voy a hacer todo lo que está en mi mano…”. “No lo he conseguido, pero he aprendido…voy a ponerme con ello”. “Me siento muy comprometido con mi objetivo”. “Lo voy a hacer lo mejor que sé y quiero disfrutarlo”. “Sé que has hecho todo lo que has podido,… ¿qué has aprendido?”.
Estos últimos han sido juicios y creencias que asociamos a la “Excelencia”. Están enfocados en la consecución de un objetivo que es bastante más amplio y rico que centrarse en un resultado y que nos habla de una forma de entender y vivir la vida, más que de un resultado concreto que tengamos que lograr. Aquí estaríamos usando las “gafas de la excelencia”.
Escuchando los juicios y las creencias que nos decimos estando en uno u en otro posicionamiento, cuáles de ellas consideráis que os acercan a ese forma ideal de modo de vivir y de relacionaros con vosotros mismos y con los demás en el que os gustaría estar.
¿Cuánto pueden cambiar las cosas si os aplicáis este cambio perceptivo?¿Cuál de las dos gafas quieres utilizar?
Fuente ; M. G. Checa, C. Miaja y Centro Excelencia CORAOPS, “Artículos distinciones”. Olga Cañizares.
Imagen de Saketh Garuda