DISTORSIONES COGNITIVAS EN EL ACTOR. “LOS DEBERÍA”

“Los debería” son exigencias absolutas y rígidas que imponemos sobre nosotros y sobre los demás que generan cuando no son satisfechas “culpa” en nosotros, y “resentimiento” e “irá” sobre los demás.
Son afirmaciones que empiezan por “Debería”, “Tendría que”, “Habría que”,…

Analicemos un ejemplo extremo; “Tengo que ser el mejor actor ”.
La primera cuestión es analizar de dónde nace esa obligación. ¿Quién nos está pidiendo esto y para qué? La respuesta muchas veces es que somos nosotros mismos los que nos autoimponemos esta obligación de destacar para satisfacer la necesidad de ser aceptados por los demás, cuándo en la mayor parte de los casos nadie está esperando esto de nosotros.

La siguiente pregunta ¿Qué es ser el mejor actor? ¿Es una pretensión objetivamente alcanzable según qué respuesta le demos a la pregunta anterior? Ya te adelanto que no y por muchas razones.

Para empezar ¿Quién determina que eres el mejor actor?¿Un jurado en un concurso? ¿Cuál? ¿Los Óscar, los Goya, San Sebastián, Cannes, Berlín, Venecia, …? Hay tantos criterios como componentes de jurados de cada uno de los festivales, y en cada uno el criterio de elección está sujeto a factores variables que dependen de relaciones personales, taquilla, interés social del momento, género de la película, gustos personales del jurado en cada caso…

En segundo lugar¿el mejor de cuándo?¿ De este año, del años pasado, del último lustro, de la década, de la historia?
Y de nuevo, ¿ quién determina esto?, ¿una publicación?, ¿los miembros de una academia?…

En tercero; ¿Y cómo lo medimos? ¿Por el número total de premios?, ¿por la importancia de los mismos? o ¿por el número de años o proyectos distintos en el que hemos recibido alguno? o ¿por el número de nominaciones?…

En cuarto lugar,¿ cuántos son los elegidos en términos absolutos? Cualquier número que pueda daros es ridículo comparado con todos los actores y actrices que hay en la profesión.

Además de todo esto, la decisión de ese veredicto final nunca dependerá de nosotros ya que aunque nosotros demos lo mejor de nosotros mismos, no somos los jueces, con lo que la ansiedad que genera poner nuestro bienestar y satisfacción en las manos de los demás es muy difícil de gestionar. No parece que sea un objetivo muy sensato el poner nuestro bienestar en manos de terceros.

Estad muy atentos a vuestros “Debería” ante cualquier hecho que os suceda porque se nos cuelan sin darnos cuenta, y aunque el ejemplo que os he dado puede pareceros muy evidente, os puedo asegurar que se nos presentan continuamente en las situaciones más cotidianas y al final terminamos siendo esclavos de muchas obligaciones autoimpuestas que se convierten en fuente de frustración, culpa, y enfado con nosotros mismos y con los demás.

Fotografía de Alex Iby @alexiby

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